MR.- De los viajes conservamos las primeras impresiones, lo que vivimos durante nuestra estancia... ¿Qué recuerdo le ha quedado a usted de Sajalín?
MCB.- Me habría gustado pasar más tiempo allí, me encantaría volver… Hice varios amigos y me gustaría volver a verlos, disfrutar la isla en verano ya que sólo he estado en invierno. ¡La gente me preguntaba por qué iba en invierno, si la mejor época es el verano! Pero hay algo especial en el invierno, el frío riguroso y el paisaje blanco, su melancolía. También la fortaleza y la apariencia de los isleños rusos. Me pareció que, en invierno, Sajalín era un lugar mágico.
MR.- ¿Cómo es el día a día en Sajalín?
MCB.- Por una parte encuentras gente acaudalada, como la que vi en el hotel de cinco estrellas de Yuzhno-Sajalinsk, aunque luego la mayoría es de extracción humilde, como constaté en la capital, en las ciudades de alrededor y en los muchos pueblecitos diseminados a lo largo de la línea férrea que cruza la isla. Me comentaron que el coste de la vida no dejaba de subir a causa del reciente boom económico y que no sabían cómo se las arreglarían en un futuro próximo. Algunos pueblos fueron reubicados cuando Gazprom requirió los terrenos para sus prospecciones. Los jóvenes parecían estar satisfechos con el cambio porque, para ellos, significaba recibir apartamentos nuevos en una ciudad más grande. Pero los mayores se mostraban más recelosos, pues no querían perder sus casas, sus tierras, su historia e identidad. Son algunas de las impresiones que me llevé. Fui a Sajalín como fotógrafo y no como reportero, que no es lo mismo. No llegué con un plan marcado, lo cual tiene sus cosas buenas y malas.
Como he comentado, ‘Fortune’ me indicó unos lugares que les interesaban en especial. Todos ellos estaban ubicados en la mitad sur de la isla, donde se concentran las instalaciones de gas y petróleo, así como toda la población y los paisajes que las rodean. En mi segundo viaje me interesé por el norte y oeste de Sajalín. Tuve experiencias inolvidables practicando ‘snowboard’ y escalada sobre hielo. Cuando volvíamos de hacer escalada, el hielo se empezó a quebrar y durante algunos kilómetros tuvimos que avanzar saltando de placa en placa. También tomé el tren que circula en dirección al norte, un recorrido lleno de paisajes cautivadores y pueblecitos que parecían totalmente aislados.
MR.- Chéjov comenta que ya al llegar a Nikoláievsk, la ciudad más oriental del territorio ruso y antes de tomar el barco a Sajalín, “uno se da cuenta del abismo que separa Rusia de la vida local”, que a los de Rusia se les considera ‘extranjeros’. Para hacernos una idea de esa distancia, afirma que sus habitantes “no podrían comprender ni a Pushkin ni a Gógol”. ¿Cómo es el resto del mundo visto desde Sajalín?
MCB.- La mayoría de los habitantes de Sajalín no tienen las mismas condiciones económicas que los trabajadores del petróleo y el gas en Juzhno-Sajalinsk, bien remunerados. Quienes cuentan con formación técnica y contactos consiguen un trabajo en esas plantas, pero muchos jóvenes se buscan la vida en Moscú. Sajalín es un pequeño terruño donde las diferencias son visibles con sólo darse una vuelta por la isla. Por supuesto, se puede decir lo mismo de los Estados Unidos, aunque al ser un territorio más grande, la gente muy rica queda totalmente escondida del resto de la sociedad. Pero creo que no siempre tienen que darse estas desigualdades tan bruscas. Hace poco, fui a Williston, en Dakota del Norte. Allí un dependiente de McDonald’s cobra 16$ la hora, en comparación con los 5$ que se suele ganar en el resto de ciudades del estado o del país. Hay gente que se está yendo a vivir allí por el boom económico, también propiciado por el petróleo. Lo que quiero decir es que en Williston no sólo hacen dinero los ejecutivos. Sí, ellos están acrecentando su fortuna, pero la riqueza se está repartiendo, de alguna manera, entre la gente local. Creo que el único caso comparable a éste en la historia de Estados Unidos es la fiebre del oro en San Francisco. ¿Podría pasar esto mismo en Sajalín? Los casos son diferentes. En la isla, el petróleo y el gas están en manos del estado mientras que, en Williston, son las multinacionales y los particulares quienes dirigen el negocio. No obstante, pienso que al menos una parte de la gran cantidad de dinero que se genera en Sajalín debería revertir en los ciudadanos; por ejemplo, en un aumento del salario mínimo.
Michael Christopher Brown trabaja regularmente con las revistas National Geographic Magazine, Fortune, GEO y Time magazine. Le han concedido premios instituciones tan prestigiosas como BURN, CENTER, Magenta, PDN, The Art Directors Club, Canon o Anthropographia.
Fuente : Marta Rebón, Rusia Hoy
Sajalin |
No hay comentarios:
Publicar un comentario